valiente ocurrencia

Yo es cobarde y plano. Casi Yo es mucho más valiente y de vez en cuando se rasca la coronilla. Bienvenidos a las ocurrencias de Casi Yo.

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martes, enero 25, 2011

A ti, que me destruyes

No te veo, demonio,
pero te siento.

Sé que vives ahí,
en mi frente,
y que de vez en cuando
necesitas hacerte notar,
y que lo haces
de la peor manera posible,
pateando y apuñalando
la blandura de mis sesos.

Mientras estás ahí,
pega que te pega,
raja que te raja,
yo soy más demonio que tú.

En esos días
nadie me entiende,
ni siquiera yo.
Nadie me quiere
porque soy
como un regimiento
de gorilas a caballo,
drogados y armados
con hachas de guerra.

También me tienen lástima
porque soy como un tropel
de huérfanos con los pañales cagados.

En esos días, demonio,
me tocas tanto los cojones
que si tuviera huevos
me mataría,
o al menos me arrancaría el ojo,
y enviaría a mis dedos en tu búsqueda,
con el encargo terrible de asesinarte.

Te odio, demonio mío,
aunque sé que tú me quieres:
siempre estás ahí para decirme
cuándo hay que salir corriendo.

lunes, enero 03, 2011

Sublime asfixia

Dos de enero de dos mil once.


Si se alinean quince planetas

puede que alguien lea estos versos

dentro de un siglo o dos.


Maravillaos, habitantes del futuro:

hasta hoy se podía fumar en los bares.


Por si ha desaparecido esa costumbre,

os diré que fumar consiste

en llevarse a los labios un cilindro de papel

relleno con una yerba

que los indios nos dieron en venganza

por haberlos conquistado,

y en aplicar una llama al otro extremo del cilindro,

y en chupar del mismo

repetidas veces, llenándote los pulmones

de humo ardiente y fragante.


¿Absurdo?

Sí. Y malsano. Y molesto.


Pero yo comprendo a los fumadores,

porque son adictos a una sensación de asfixia,

a una presión en el pecho, a un dolor corazón

que solo se siente en los grandes momentos de la vida,

cuando el amor, la belleza o la congoja lo llenan todo.


Hasta hoy,

esa experiencia byroniana

podía ser vivida en los bares,

que son unos locales donde el ser humano

acude para degradar su cuerpo

y liberar su alma.


Ahora los bares son menos bares.


Pronto prohibirán en su interior

el consumo de alcohol

y el acercamiento al prójimo

con intenciones eróticas.


Pronto tendrá que buscar el hombre

un nuevo escenario

para el suicidio colectivo.

domingo, enero 02, 2011

Tic tac tic tac tic tac

Una vida humana dura, con suerte,

treinta y seis mil quinientos días.


No son muchos.


En la siesta de los primeros años

se te irán al menos ocho mil,

y tardarás otros tantos en apagarte.


Resta a tus días las noches de sueño,

las jornadas de trabajo,

las veladas tontas y las horas invertidas

en hacer justo lo que no querías hacer.


Serás rico si eres tú mismo

durante diez mil días.


Hoy es uno de enero, día de propósitos.


Seguro que te has prometido de todo

menos un hermoso par de alas.


Busca una barra de hielo,

un cincel y un martillo,

graba en letras góticas

todo lo que se espera de ti

y deja que esas palabras se deshagan.


Tardarán mucho menos que tú en hacerlo.


Cuando el iceberg de tus compromisos

se haya marchado por el desagüe,

pregúntate qué esperas tú de ti mismo,

y haz cuanto esté en tu mano por no defraudarte.


Si tienes el valor de intentarlo,

te habrás ganado el derecho

a dejar de contar tus días.


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