valiente ocurrencia

Yo es cobarde y plano. Casi Yo es mucho más valiente y de vez en cuando se rasca la coronilla. Bienvenidos a las ocurrencias de Casi Yo.

Nombre:

miércoles, octubre 29, 2008

Escúchame, Baltasar

Lo que yo quiero
es una máquina de dar hostias
y otra de dar besos.

Tráeme también
unas gafas para calar a la gente
y unos zapatos
que conozcan el camino más largo.

Quiero tener para siempre
los premios que cada día
encuentro bajo las sábanas:
una erección competente
y una mujer amada.

Lo que te pido es
un saco de amigos
para cuando estoy en paz
y otro de enemigos malos
para cuando quiero guerra.

Quiero terribles esfuerzos
para poder descansar,
pero sobre todo quiero,
tráemela, no seas cabrón,
una regla que me alcance
para medirme a mí mismo.

jueves, octubre 23, 2008

Hidalga condición

Descabalgado,
don Quijote clama
por un buen molino
contra el que estamparse.

No soporta la paz
quien nació sabiendo
que la muerte es segura
y con un poco de suerte,
gloriosa.

lunes, octubre 20, 2008

Despiste

Creo que una vez fui rey,
pero ya no me acuerdo
de esas pequeñeces.

Lo único que me duele
es que podría haber sacado
una pasta por mi corona

y no sé qué he hecho con ella.

Creo que de seguir siendo rey
cualquier día perdería la cabeza.

miércoles, octubre 15, 2008

Menos romanticismo

Según parece, los muertos son gente sexy.
Supongo que tendrán un no se qué hippie
por haberse librado del principal problema
de la vida, que es la vida.

Pero yo me quedo vivo aunque folle menos.
El pelo largo me queda como un puto tiro.

lunes, octubre 06, 2008

Ante el espejo

De pequeño me parecía a mi abuelo,
después a mi padre, y ahora
me parezco tantísimo a mí mismo
que no me encuentro el parecido.

Ellos nunca han estado tan calvos
ni han tenido estos ojos de alucinado.

Y por dentro pasa igual.

De mi abuelo
saqué el buen humor
y el mal pronto,
de mi otro abuelo
heredé el odio al ruido
y mi hambre de letras.

Del sentimentalismo
y de la indefensión ante la belleza,
culpad a mi padre,
y buscad en mi madre
el por qué de mi energía
y de mi tendencia al melodrama.

Sin embargo,
la visión mítica de mí mismo
me la debo a mí mismo.
Es el fruto de muchos años de farsa,
de la construcción de un personaje
que tiene algo de don Quijote
y de Calígula,
del Marqués de Bradomín
y de Aureliano Buendía,
de Dean Motiarty
y del pobre joven Werther.

Siempre me he visto desde fuera,
como a los monos de la tele.
Por eso ahora que me miro a los ojos
me cuesta tanto reconocerme.


anuncios evisos contador de visitas
contador de visitas