valiente ocurrencia

Yo es cobarde y plano. Casi Yo es mucho más valiente y de vez en cuando se rasca la coronilla. Bienvenidos a las ocurrencias de Casi Yo.

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viernes, noviembre 26, 2010

El heroico acto de ser feliz

El secreto de la felicidad
consiste en averiguar
cómo no decir adiós
al placer cuando
el deber te llama.

En vivir como si fueras
a morir mañana mismo
pero sin pensar en la muerte,
en asumir que el beso de hoy
será el puñetazo de mañana.

El secreto de la felicidad
consiste en domar los recuerdos,
en seguir tus instintos
y en saber abandonarlos
justo al borde del abismo.

El secreto de la felicidad
no es otro que conocerte,
pero nunca del todo,
y asegurarte de ser
un misterio para los demás.

Para ser feliz hacen falta
altas dosis de alegría,
la alegría que proviene
de la certeza luminosa
de que nada importa nada.

Si sabes despedirte serás feliz,
si sabes o ser serás feliz,
si aceptas que nada te pertenece,
ni siquiera tu persona,
jamás sufrirás una pérdida.

El secreto de la felicidad
es aprender a aceptarte,
a disfrutarte como un amigo,
es ser tú y solo tú
sabiendo que tú no eres nada.

viernes, noviembre 19, 2010

Ahora decidme que cante a la belleza y a la armonía del mundo

No puedo evitar recordarles.

No puedo evitar imaginarlos
tendidos en el suelo
de un apartamento asqueroso
en el barrio asqueroso
donde me crié.

Veo sus rostros muertos,
amoratados por el gas,
por una asfixia suicida
y parricida respectivamente.

Ella, vieja y amargada,
con el rostro acaso dulcificado
por la muerte.

Él, gordo y sin edad,
quizá con un aire de inteligencia
que jamás tuvo en vida.

Le imagino muerto y en interrogante,
muerto después de una agonía
que seguro no supo explicarse
y que lo convirtió, al fin,
en un chico como los demás,
tan muerto como cualquier muerto,
y no vivo y retrasado mental,
un bebé de doscientos kilos
del que nos reíamos los niños del barrio.

Nosotros no éramos retrasados,
pero listos tampoco.
Éramos insolentes y sádicos
como todos los niños,
y nos burlábamos
del dolor de madre
que nos insultaba y perseguía
ante la incomprensión babeante del hijo.

¿Cuánto hicimos sufrir a esa mujer
para que acabase con su vida
y la del adorado fruto de sus entrañas?

¿Se marcharía a pedir cuentas
a su difunto esposo
por haberla dejado sola
con el imposible encargo
de inventarse un futuro
para aquél niño gigantesco
al que bañaba y afeitaba
con abnegación de loba?

No pudo inventar ese futuro
y acabó con él.

Como una buena madre,
cerró las ventanas, abrió el gas
y se marchó con su niño amado
de vacaciones a la refrescante nada.

Dicen que los suicidas no van al cielo,
será que el paraíso es un premio a la paciencia.

Y ahora decidme que cante a la belleza
y a los niños rubicundos que corren por los parques.

Me niego.

Lo que quiero escribir es esto,
una disculpa inútil y a destiempo.

Porque mi manita inocente de niño cabrón
estaba allí, junto a otras muchas,
girando la espita del gas.

miércoles, noviembre 10, 2010

Parnaso sindical

Todos los seres humanos son poetas.
Todos son capaces de inventar excusas.

miércoles, noviembre 03, 2010

Yo, el mixtificador

Siendo honestos,
si me quejo tanto es
por sentirme más poeta.

Jamás me perdonaría
cantar a las flores, al amor
y al universo perfecto.

Con mi chulería pega más
graznar contra todo
aquello que me hace feliz.

Os insulto a vosotros, culturetas,
que sois el cien por cien
de mis escasos lectores.

Despotrico contra el amor,
al que he dedicado las tres
cuartas partes de mi vida.

Arremeto contra un sistema
que me permite tener casa propia
y hasta un coche pequeño.

Me lamento de un trabajo
que no me mata y que
me llena el ego y la nevera.

Reniego de una existencia
que disfruto furiosamente,
y he dedicado más versos
a la muerte que a mi mujer.

Me siento, recapitulo,
releo y concluyo
que
no he escrito
una verdad en mi vida.


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