valiente ocurrencia

Yo es cobarde y plano. Casi Yo es mucho más valiente y de vez en cuando se rasca la coronilla. Bienvenidos a las ocurrencias de Casi Yo.

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jueves, diciembre 27, 2012

La clase dominante


Hay que ver lo que a mí me gustaba
ir a votarte cada cuatro años
y pensar que era yo quien mandaba
cuando te colocaba en tu escaño.

Yo creía que eras mi representante,
y el Congreso mi templo dorado,
y resulta que ahora salgo esposado
si se me ocurre sentarme delante.

Con mi voto te has vuelto un tirano.
Ya sé por qué te llaman
la clase dominante.

Hay que ver lo que a mí me gustaba
madrugar para ir a tu empresa
y pensar que también me lucraba
cuando hacía crecer tu riqueza.

Mi trabajo mantenía mi dignidad,
mi techo, mis cañas, mi alimento
y cuando llega la hora de la verdad
importo menos yo que el dividendo.

Con mi esfuerzo has cavado mi tumba.
Ya sé por qué te llaman
la clase dominante.

Hay que ver lo que a mí me gustaba
consumir tus productos vorazmente
y creer que el dinero que gastaba
llegaba de algún modo a la gente.

Ahora veo que el IVA que he pagado
es un aperitivo para Europa
y que han sido niños mal alimentados
los que en Asia han cosido mi ropa.

Con mi VISA has pagado mis cadenas.
Ya sé por qué te llaman
la clase dominante.

Hay que ver lo contento que yo estaba
el día en que me diste la hipoteca
al pensar que cuando la cancelara
alguien me daría duros por pesetas.

Ahora que no tengo ni un centavo
la ley conmigo es intolerante,
deshauciado y con diez años por delante
un día me tiraré desde el octavo.

Con mi firma has dictado mi condena.
Ya sé por qué te llaman
la clase dominante.

miércoles, diciembre 05, 2012

Existencialismo naif

Si todo es absurdo y ruin,
si todo es feo y barato,
hagamos que al menos sirva
para pasar un buen rato.

martes, diciembre 04, 2012

Ángel caído

Ay de ti, alma cándida,
devoto del sistema,
firmante de hipotecas.

Las vacas que iban a engordar
adelgazaron sin previo aviso,
y en un momento te echaron
a golpes del paraíso.

Tú que eras tan poca cosa
podías deber pasta a un banco,
podías ser propietario y amo,
especulador si me apuras.

Tú eras tan poco obrero,
por muy azul que fuera tu mono
y por muy gris que fuera tu herramienta
que ya no eras pueblo,
que ya no eras igual a tus iguales.

Y qué mal te ha sentado
que los que iban a sacarte de pobre
ya ni te permitan ser un parado digno,
que tu voto mercenario
no te haya salvado de una quema
que prendió mucho antes de que tú votaras.

Eres un ángel caído, uno más,
y en tu derrota maldices
al becerro de oro que te dio alas,
al dios malvado que te elevó tanto
que no pensaste que caer desde tan alto
aunque no te matase, doliera tanto.


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