Tic tac tic tac tic tac
Una vida humana dura, con suerte,
treinta y seis mil quinientos días.
No son muchos.
En la siesta de los primeros años
se te irán al menos ocho mil,
y tardarás otros tantos en apagarte.
Resta a tus días las noches de sueño,
las jornadas de trabajo,
las veladas tontas y las horas invertidas
en hacer justo lo que no querías hacer.
Serás rico si eres tú mismo
durante diez mil días.
Hoy es uno de enero, día de propósitos.
Seguro que te has prometido de todo
menos un hermoso par de alas.
Busca una barra de hielo,
un cincel y un martillo,
graba en letras góticas
todo lo que se espera de ti
y deja que esas palabras se deshagan.
Tardarán mucho menos que tú en hacerlo.
Cuando el iceberg de tus compromisos
se haya marchado por el desagüe,
pregúntate qué esperas tú de ti mismo,
y haz cuanto esté en tu mano por no defraudarte.
Si tienes el valor de intentarlo,
te habrás ganado el derecho
a dejar de contar tus días.
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