valiente ocurrencia

Yo es cobarde y plano. Casi Yo es mucho más valiente y de vez en cuando se rasca la coronilla. Bienvenidos a las ocurrencias de Casi Yo.

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jueves, mayo 31, 2012

Canción del minero condenado

Con lo que odiaba la mina, madre
con lo hartito que yo estaba
de andar a oscuras y sucio,
de andar cansado y a gatas.

Pero ya no tengo mina, madre
y ahora sí que estoy en tinieblas.
Tengo mil guardias delante,
ellos armas y yo piedras.

Tengo un futuro sin pan,
un futuro sin mineros.
El mendrugo que tenía
se lo lancé a los maderos.

miércoles, mayo 30, 2012

Nuevo blog

Vivimos en un mundo obsesionado con el éxito y la felicidad. Parece como si fuera pecado estar jodido, cuando generalmente es lo que toca. Existen millones de manuales de autoayuda que proporcionan una euforia más o menos absurda y efímera a quienes los leen. Generalmente son los peores escritos que uno se pueda echar a las retinas, pero sí es cierto que sirven de autoayuda. Al autor. Si consigue engañar al suficiente número de incautos, se hace millonario.

Y como yo ya me he resignado a morir tan pobre como nací, he decidido poner el contrapunto a esas infumables publicaciones con un manual de antiayuda online y con dibujitos, para que no tengáis que quemaros demasiado las pestañas leyendo tonterías. Espero que os guste y que no os ayude en absoluto.

Aquí lo tenéis: http://manualdeantiayuda.wordpress.com/

miércoles, mayo 16, 2012

Nos vamos

Recoge que nos vamos.

Nos vamos al pedo, al garete, a la mierda.

Nos vamos.

Nos vamos a la Luna,
nos vamos del euro,
nos vamos del país,
nos vamos de putas,
a ejercer de putas, quiero decir,
allá donde nos paguen algo
por jodernos.

Que bastante nos han jodido aquí
gratis y sin quererlo.

jueves, mayo 10, 2012

Proceso histórico

Primero tenía la razón.
Después tuvo el poder.

viernes, mayo 04, 2012

Salve cibernauta

Virgencita del Carmen,
señora de las tempestades,
asilo de los náufragos,
rosa de los cuatro vientos,
apiádate de nosotros
los marineritos de escritorio.

No dejes que nos engulla
este océano de dieciocho pulgadas,
ni permitas que nos ahoguemos
en el nudo insondable de nuestra corbata.

Muchos son los peligros
que nos acechan, agarrados
a un remo lleno de teclas:
hoy robamos una centésima
en la isla del Japón,
y mañana nos la arrebatan
los piratas de Nueva York.

Madre de los desamparados,
rompe nuestras cadenas de emails,
sácanos de esta celda de Excel,
evita la tormenta en el despacho del jefe
y haz que podamos regresar pronto a casa.

Que podamos ir pronto a casa,
que cada uno tiene su Ítaca,
su Penélope y su Telémaco,
que ningún amor nos espera
en un puerto USB,
que los mares que surcamos
no tienen sirenas, ni ballenas,
ni nada.

Virgencita del cobre,
madre sagrada de los cables,
líbranos de la zozobra,
y de la doble ración de ron y Lexatin.
Haz que el dinero valga menos
y nuestra dignidad un poquito más,
que se apague la sesión
y que se encienda la vida.



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