Varietés
La poesía siempre ha estado en los bares,
Buscando a alguien que la convierta en poema.
Ahora los poetas van al bar a ser escuchados,
y convierten en escenarios prosaicos
los templos donde, cuando no hay varietés,
la poesía se fabrica a sí misma a gritos,
a susurros, a besos, a pellizcos, a empellones.
Está bien –supongo– lo de recitar en la tasca.
No lo criticaré,
yo que jamás necesité candilejas para ligar,
yo que no tengo el mérito de ser tan guapo,
yo que ni siquiera quiero ser poeta.
Con escribir versos me basta,
el resto lo hago a la que salta, como surja,
y no puede surgir nada poético
con un poeta dando la plasta desde el escenario,
como un ventrílocuo sin gracia y sin muñeco.
Ahora que la poesía se ha marchado de los bares
y ahora que los bares se han llenado de poetas,
yo le pido a Nuestra Señora del Espanto
que me haga analfabeto
antes de que la mujer barbuda
venga a recitarme un soneto.
Buscando a alguien que la convierta en poema.
Ahora los poetas van al bar a ser escuchados,
y convierten en escenarios prosaicos
los templos donde, cuando no hay varietés,
la poesía se fabrica a sí misma a gritos,
a susurros, a besos, a pellizcos, a empellones.
Está bien –supongo– lo de recitar en la tasca.
No lo criticaré,
yo que jamás necesité candilejas para ligar,
yo que no tengo el mérito de ser tan guapo,
yo que ni siquiera quiero ser poeta.
Con escribir versos me basta,
el resto lo hago a la que salta, como surja,
y no puede surgir nada poético
con un poeta dando la plasta desde el escenario,
como un ventrílocuo sin gracia y sin muñeco.
Ahora que la poesía se ha marchado de los bares
y ahora que los bares se han llenado de poetas,
yo le pido a Nuestra Señora del Espanto
que me haga analfabeto
antes de que la mujer barbuda
venga a recitarme un soneto.
<< Home