Observatorio
Sentarse solo en un bar,
con un par de copas encima y otra delante,
es todo un safari.
Sobre todo si es uno estos bares de moda,
llenos de gente tan actual, tan sonriente.
tan papanatas.
Alzo mi copa —aún la veo, ¡bien!—
y a través del cristal, yo, pobre Alicio,
veo surgir de entre los grupos de gente guapa
a un simple niño.
El niño más feo del mundo.
Segundos más tarde aparece el padre,
una fotocopia.
Cabrón:
¡no comprendes que con esa cara
no se deben tener hijos!
¡no te das cuenta de que pueden salir a ti,
como este pobre mostrenco con cabeza de monillo!
Ya le has jodido la vida.
Ahora, atente a las consecuencias.
Porque eres carne de asilo, muchacho.
Para tener hijos hay que ser
mucho más guapo que tú
y mucho más hombre que yo.
con un par de copas encima y otra delante,
es todo un safari.
Sobre todo si es uno estos bares de moda,
llenos de gente tan actual, tan sonriente.
tan papanatas.
Alzo mi copa —aún la veo, ¡bien!—
y a través del cristal, yo, pobre Alicio,
veo surgir de entre los grupos de gente guapa
a un simple niño.
El niño más feo del mundo.
Segundos más tarde aparece el padre,
una fotocopia.
Cabrón:
¡no comprendes que con esa cara
no se deben tener hijos!
¡no te das cuenta de que pueden salir a ti,
como este pobre mostrenco con cabeza de monillo!
Ya le has jodido la vida.
Ahora, atente a las consecuencias.
Porque eres carne de asilo, muchacho.
Para tener hijos hay que ser
mucho más guapo que tú
y mucho más hombre que yo.
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