Cuartetas de un verano feo
Hagan de su capa un sayo
los peregrinos papales,
los indignados de mayo
y las urnas otoñales.
Que yo me quedo en mi casa
con mi vino y mi escritura,
y en sabiendo lo que pasa
decidiré mi andadura.
Y es que si la cosa cambia,
no creo que sea a mejor,
y por si me marcho a Gambia
ya os deseo lo mejor.
Porque en España vivir
–qué palabra tan sagrada–
sinónimo es de reñir
y de eso ya siento arcadas.
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