valiente ocurrencia

Yo es cobarde y plano. Casi Yo es mucho más valiente y de vez en cuando se rasca la coronilla. Bienvenidos a las ocurrencias de Casi Yo.

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lunes, agosto 01, 2011

Escuela elemental

En la clase el profesor
enseña a los niños
los tesoros de la naturaleza
y las grandes gestas
de nuestros antepasados.

En el cuarto de estar,
la mamá enseña a su hijo
que bastan dos brazos
y una voz suave
para sentirse a salvo.

El el parque los niños
se enseñan entre sí
que reír es mucho mejor
que llorar, y que estar con gente
es preferible a estar solo.

Quien tiene un poco de suerte
crece en un mundo de luz,
en un Universo tan simple
que la tabla del ocho
parece muy complicada.

Pero crecemos, aunque sea poco,
y no hay maestro ni madre ni niño
que nos enseñe a vivir los horrores
del mundo de los adultos.

Creces y te llenas de pelos,
de espinas urticantes y hostiles
que apenas te sirven
para sentirte un poco menos desnudo.

Creces y ya nadie te explica nada,
como mucho te darán explicaciones
para no contarte la verdad,
para no mostrarte que están
tan perdidos como tú.

Mírate. Tienes cuarenta años
y no tienes muy claro si existe aquello
que querías ser de mayor.

Los médicos ven tripas de verdad,
los bomberos se queman,
los arquitectos hacen casas adosadas,
las princesitas se divorcian,
los policías se corrompen,
los soldados matan y mueren,
los presidentes crían ojeras,
los científicos investigan
por seiscientos euros al mes.

Barbie y Ken molaban más
que Branjelina o que los Beckham,
el pequeño pony era más bonito
que los alazanes de la reina,
un besito en el recreo era más dulce
que un polvo salvaje con una top model.

Por eso no tengo hijos.
No puedo ser tan cruel como para enseñarles
la fealdad del mundo, ni tan tramposo
como para mostrarles una belleza
que ni existe ni existirá.



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