Cuento de mucho miedo
El doctor levanta los ojos de la radiografía y me mira con solidaridad compungida.
—Sinceramente, no puedo hacer mucho más por usted. Solo puedo recomendarle esto.
Con sonrisa mefistofélica, me alarga una pala.
—Sinceramente, no puedo hacer mucho más por usted. Solo puedo recomendarle esto.
Con sonrisa mefistofélica, me alarga una pala.
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