Asquerosamente libres
Nadie supo
nunca qué hacer
con nosotros,
los pobres.
Por eso
andamos siempre
tan desubicados,
o sea, libres.
El pobre
es tan dueño
de su miseria
como el rico
de su opulencia.
Pero lo mejor es
lo económico
que resulta ser pobre:
para criar piojos
no hacen falta
fincas ni mayorales.
nunca qué hacer
con nosotros,
los pobres.
Por eso
andamos siempre
tan desubicados,
o sea, libres.
El pobre
es tan dueño
de su miseria
como el rico
de su opulencia.
Pero lo mejor es
lo económico
que resulta ser pobre:
para criar piojos
no hacen falta
fincas ni mayorales.
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