Quemados
¡Cuánto me apiadaba
de vosotros
cuando empezabais
a quemaros!
Ahora, estáis
tan chamuscados,
tan llenos de ampollas,
que da asco veros.
Yo, miento
desde mi manta
de amianto
y digo “pobrecitos”.
Mientras tanto,
pienso:
“a ver si os consumís
y me dejáis en paz”.
de vosotros
cuando empezabais
a quemaros!
Ahora, estáis
tan chamuscados,
tan llenos de ampollas,
que da asco veros.
Yo, miento
desde mi manta
de amianto
y digo “pobrecitos”.
Mientras tanto,
pienso:
“a ver si os consumís
y me dejáis en paz”.
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