Cristasol
Aquí estamos, invertidos,
cada uno del lado del espejo
que no es el suyo.
Tú, que eres la reina
del bar estás fuera.
Y yo, que vengo de la calle,
que soy tan ajeno a tu reino
como el frío de fuera
estoy sentado en la barra,
y te miro desde dentro
y miro esa gloriosa
franja de piel que se menea
entre tu pantalón y tu camiseta
a ritmo de no sé qué ritmo
mientras limpias los cristales.
Tú me miras mirándote
y esbozas un fastidio.
Y yo, fantoche como siempre,
quiero pensar que lo que
te fastidia es no poder entrar
a recoger los frutos
de mi fascinación.
cada uno del lado del espejo
que no es el suyo.
Tú, que eres la reina
del bar estás fuera.
Y yo, que vengo de la calle,
que soy tan ajeno a tu reino
como el frío de fuera
estoy sentado en la barra,
y te miro desde dentro
y miro esa gloriosa
franja de piel que se menea
entre tu pantalón y tu camiseta
a ritmo de no sé qué ritmo
mientras limpias los cristales.
Tú me miras mirándote
y esbozas un fastidio.
Y yo, fantoche como siempre,
quiero pensar que lo que
te fastidia es no poder entrar
a recoger los frutos
de mi fascinación.
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