Una vocación frustrada
Yo nací en 1.972, y puedo decir que cuando yo era niño el mundo era muy distinto al que vemos ahora.
En realidad el mundo (o por lo menos la periferia de Madrid) era bastante peor que ahora, pero tenía cosas impagables que se marcharon para no volver. Por ejemplo: ¿os acordáis del tren de la bruja y del yonki pintarrajeado que danzaba alrededor del convoy repartiendo escobazos a diestro y siniestro? Pues ahí tenéis la primera vocación de mi vida. No la de yonki, la otra.
Cuando yo tenía seis años, no podía concebir que hubiera en el mundo una profesión más divertida que ser la bruja del tren de la bruja. Ni bombero, ni madero, ni médico, ni cantante, ni leches. Nada como esconderse en un túnel construído con bolsas de basura y brear a los pobres niños ante el descojone del respetable.
El problema vino cuando crecí y descubrí que lo de ser yonki empezaba a estar mal visto y que el tren de la bruja estaba en vías de extinción. De hecho, yo creo que ya no queda ninguno. Puto progreso.
Después de este primer batacazo he tenido muchas más vocaciones frustradas. Ya os iré contando.
En realidad el mundo (o por lo menos la periferia de Madrid) era bastante peor que ahora, pero tenía cosas impagables que se marcharon para no volver. Por ejemplo: ¿os acordáis del tren de la bruja y del yonki pintarrajeado que danzaba alrededor del convoy repartiendo escobazos a diestro y siniestro? Pues ahí tenéis la primera vocación de mi vida. No la de yonki, la otra.
Cuando yo tenía seis años, no podía concebir que hubiera en el mundo una profesión más divertida que ser la bruja del tren de la bruja. Ni bombero, ni madero, ni médico, ni cantante, ni leches. Nada como esconderse en un túnel construído con bolsas de basura y brear a los pobres niños ante el descojone del respetable.
El problema vino cuando crecí y descubrí que lo de ser yonki empezaba a estar mal visto y que el tren de la bruja estaba en vías de extinción. De hecho, yo creo que ya no queda ninguno. Puto progreso.
Después de este primer batacazo he tenido muchas más vocaciones frustradas. Ya os iré contando.
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