Mola mucho...
Despertarte a las siete y media de la mañana con un sueño mortífero y descubir que ¡oh! es domingo.
Vencer la tentación de decir "ya te avisé" y callarse la boca.
Encontrase un billete de veinte euros en el bolsillo de un abrigo. Aunque sean tuyos.
Que la calle Fuencarral huela a campo después de un chaparrón.
Que tu novia se enfade contigo y a los cinco minutos decida quererte mucho (hace mucha ilusión).
Escuchar algo que debería ofenderte y descubrir que en realidad te suda la polla.
Cansarte de darle vueltas a algo que te preocupa una barbaridad y descubrir que en el fondo te suda la polla.
Ver a la gente de buen rollo.
Escuchar el silencio en Madrid. Ocurre una vez cada veinte años, pero ocurre.
Vencer la tentación de decir "ya te avisé" y callarse la boca.
Encontrase un billete de veinte euros en el bolsillo de un abrigo. Aunque sean tuyos.
Que la calle Fuencarral huela a campo después de un chaparrón.
Que tu novia se enfade contigo y a los cinco minutos decida quererte mucho (hace mucha ilusión).
Escuchar algo que debería ofenderte y descubrir que en realidad te suda la polla.
Cansarte de darle vueltas a algo que te preocupa una barbaridad y descubrir que en el fondo te suda la polla.
Ver a la gente de buen rollo.
Escuchar el silencio en Madrid. Ocurre una vez cada veinte años, pero ocurre.
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