Paciencia
Vamos a hacer
lo que mejor sabemos hacer:
ESPERAR.
El tiempo solo existe para el hombre
y por eso nos fue dado,
para afrontar el desamparo del devenir,
el consuelo de la paciencia.
Alguien pensó en una catedral
y se conformó con verla construida
al menos un minuto antes de su muerte.
¿Cómo podemos entonces
desesperarnos por ver
nuestros sueños cumplidos?
¿Por qué nos resignamos a lo imposible?
Sembremos, sembremos
y pongámonos a regar
con paciencia apasionada.
Solo el tiempo,
el asesino de la humanidad,
podrá decirnos
si acabaremos hartos de trigo.
<< Home