Contra vosotross

¿Dónde quedaron los tiempos
en que podía emborracharme
sin tener que veros la jeta?

Lo juro,
había tasquillas en Lavapiés,
en el centro, en Malasaña,
¡incluso en La Latina!
donde uno bebía, reía
y ligaba con sus iguales.

Y era bonito.

Era precioso vivir
sin escuchar essass essess vuesstrass
tan o ssea, assí como assquerossass,
y no tener que asistir descojonado
al espectáculo insípido
de vuestra languidez bien nacida
y mal disfrazada con rastas,
alforjas y una serie de andrajos
que os quedan como a un santo
le quedarían dos pistolas.